Quién pensaría que bajo esa capa azul marino encontraría una alba presea de suaves matices
Quién pensaría que en esa gacela había una leona enjaulada
Quién pensaría que la vida gira tan rápido que la taquicardia que genera se siente a través de las sábanas
Quién pensaría que besas tan apasionadamente que mis labios se sintieron prisioneros en la libertad de los tuyos
Quién pensaría que sentiría felicidad de que mañana me trates de "usted" y que nuestro ritual de despedida fue un beso en la mejilla.
Yo no lo había pensado.
Pero quería averiguar si detrás de esos ojos verdes, glaceados de una mirada cómplice, encontraría respuesta a mis dudas.
Y las encontré.
lunes, 1 de diciembre de 2008
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